martes, 12 de mayo de 2009

Un anillo sin usar

Luego se fue corriendo. Por el camino iba abotonándose la camisa, ajustando su corbata y abrochando su chaqueta. Presurosamente llegó hasta la iglesia a la hora convenida y extrañado, vio que no había nadie. Fue a buscar al párroco a la sacristía y le preguntó:
-¿Qué ha pasado con la celebración donde yo era el novio?
-Sí, le recuerdo. Me avisó su novia que era posible que se despistara. ¡La boda era el domingo pasado!- contestó el párroco
-¡Es la décima vez que me pasa! Padre, ¿no le quedará algún santo al que yo pueda vestir?
-No, seguro que lo vestiría del revés.

No hay comentarios:

Publicar un comentario