miércoles, 24 de febrero de 2010

Martes y trece

Entonces es martes, seguro, por lógica. Caí en el único bache que había por esquivar el maldito gato negro, sólo pinché la bici. Quizás no esté todo perdido porque Juan vive cerca y me podrá dejar su bomba para repararla y poder llegar a tiempo a la boda de mi exmujer. Pero Juan es muy raro y si me dice que no la encuentra o no me abre la puerta o manda a su mujer para decirme que no está. Cuando me abrió la puerta, le dije:
-Gracias Juan pero ya no la quiero. Así no veré como se casa mi mujer con otro (Manuel Cas)

Por la boca muere el pez

Por cierto, ¿hoy es domingo? ¿Dime que no lo es? Porque si lo fuera sabría que hoy te marcharías y volveremos a estar alejados y no podré sentir como ahora el calor de tu cuerpo desnudo, ni el tacto de tu piel contra el mío. No podría soportar no saber cuando volveremos a hacer el amor y jugar con nuestras miradas a provocarnos deseos. -!Despierta! estás hablando en sueños. Aun dormida respondí: -Gracias Juan por seguir aquí aun conmigo. -Pero María que soy tu marido, no soy Juan, además hoy es lunes. -Perdóname soñaba que estaba en el instituto recitando un poema de amor

Madre sólo hay una

Por cierto, ¿hoy es domingo? Sinceramente no sé porque me lo pregunto si nunca. Que lejos quedaron aquellos tiempos cuando los domingos se descansaba. Recuerdo que nos reuníamos todos muy bien vestidos para salir a misa, donde nos encontrábamos con otros familiares y que después juntos festejábamos mientras cocinaban. Los que éramos pequeños jugábamos a veces a la comba y otras al fútbol con los adultos. Ahora la realidad es otra y mis amaneceres les pertenecen a mi familia que después de tanto tiempo parecen ser pesadilla. Hoy pensé, lo bonito que sería el amor si me trajeran alguna vez el desayuno a la cama. (M.Cas)

miércoles, 3 de febrero de 2010

Un día de playa

-¡Aquí vinimos a descansar! ¡Este viaje es un desastre! - se quejaba mi padre mientras conducía. A los pocos kilómetros pinchamos, luego se estropeó el aire acondicionado que no era mas que un ventilador. Yo con el flotador en la cintura, mi hermana con la radio en el oído tarareando todo el viaje. Papá y mamá discutiendo con el mapa desplegado. Hasta que un calentamiento del seiscientos nos obligó a parar en medio de unos pinares y mi madre sonriendo sacó la nevera y un mantel. Mientras colocaba las fiambreras recogíamos piñas disfrutando del lugar, fue entonces cuando empezó el verdadero descaso.

La cotorra

Aquí vinimos a descansar dijo la tía Antonia mientras se acomodaba en el sofá. Sin dar tiempo a reaccionar, como si trajera aprendida la lección, empezó a criticar a la familia sin parar. A veces, alternaba pidiendo un café y unas galletas y mi prima la pobre intentaba decir algo pero no lo conseguía. Ambas la mirábamos estupefactas, esperando que las galletas la frenaran. Cuando hizo una pausa para respirar, aproveché para decirle que la novela que tanto le gusta empezaba y encendí la televisión. Mi tía sin más nos mandó callar para verla. Fue entonces cuando el verdadero descanso llegó.

Crisis de ultratumba

Aquí vinimos a descansar, la noche nos dejó exhaustos. Ya nada es como antes, la gente no se asusta de nada, será porque hay tanta delincuencia... Veo que ninguno de vosotros os comisteis nada, volvéis con las manos limpias. A este paso nos moriremos de hambre, tendremos que comernos los malditos ajos. Al menos yo traje conmigo a una chica, pero no la compartiré con vosotros, tenéis que aprender a valeros por vuestra cuenta agudizando el ingenio y mordiendo antes de preguntar. Bueno cada uno iros a vuestra tumba que yo me voy a cenar a mi presa. (M. Cas)

Secreto a voces

-!Aquí vinimos a descansar! !Llegó el relax!- exclamé mientras soltaba las maletas.
-Ignoras que tenemos otros planes- dijo mi amiga Laura- Esta noche ponte tus mejores galas, te llevaré a un sitio llamado "azúcarrrrr" y una cosa más, lo que aquí ocurra aquí se queda.
Más intrigada me quedé cuando la vi aparecer ceñida con una falda negra, unos vertiginosos zapatos rojos y un pañuelo atado a su cuello a juego.
-¿Vas de caza?- pregunté
- Puedo decirte que esta noche bailaré mi mejor salsa.
Nueve meses más tarde nacía Lucía y en el hospital de visita, le dije:
-Todo no se quedó en nuestro viaje...