lunes, 18 de julio de 2011

DE PUNTILLAS

Para que no se enteren de que me he marchado me quitaré los zapatos y andaré de puntillas, pensaba mientras abría la puerta. Cuando el chirriar de las bisagras delató mi ausencia y la voz de mi madre se escuchó nombrándome en voz alta y frenando mi escapada. Oí la reprimenda por los deberes no cumplidos. Asentía con la cabeza por inercia, mientras mi mente viaja al lugar de mi cita aumentando mi inquietud. Ahora soy yo quien le digo a mi hija, cuando oigo el chirriar, que su cita puede esperar como su padre me espero a mí, pero ella me busca las vueltas imitándome.

BOHEMIO

Para que no se enteren de que me he marchado no recogí el equipaje. Salí sin rumbo buscando una señal que aliviara mi penuria para regresar y recobrar mis enseres del albergue. Creía que vencería al miedo, sin embargo una semana fuera de casa doblegó mi valentía. Me adentré en el fúnebre parque de las estatuas de los ilustres y el sonido rítmico de las hojas secas al pisarlas me llevó frente a un poeta. Empecé a recitar poemas en voz alta que improvisados me surgían. La gente que pasaba al escucharlos se paraban, depositando una monedas en mi mano. Supe entonces que mi viaje no era huero.