martes, 12 de mayo de 2009

La burlona burlada

La serpiente me quedó más gorda de lo previsto aquel día, pues se zampó dos huevos duros mientras estuvo en mi macuto. Al salir del gimnasio me topé con Elena, que caminaba como si no le pesaran sus bellas campanas. Le gustaba presumir delante de mí, haciéndome pasar un mal rato. Se acercó como siempre para avergonzarme, clavándome su mirada en mi entrepierna y viendo mi badajo dilatándose, dijo descarada: -¡huy! Se te saldrá la serpiente Yo para salir de ese trance, abrí mi macuto y dije: -No, mira, está aquí Ella al verla dio un grito y salió en estampida.

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