“Si no tuvo usted infancia, oposite para registrador”. Aquellas palabras fueron decisivas. Salí de clase, sólo teníamos un día a la semana, dispuesto a sabérmelo todo para la siguiente. Busqué toda la información sobre cajas registradoras; marca, modelo, electrónicas, táctiles, alfanuméricas, térmicas, matriciales… Llegó mi día esperado. Entré sonriente y le dije:
-Pregunte usted lo que quiera
-¿Qué ha aprendido esta semana?- preguntó con ironía
Como si de un discurso se tratase con una verborrea inacabable, empecé a relatar lo que había memorizado. Poco más de cuatro palabras bastaron para que la profesora saliese balbuceando:
-Como no le dije que se presentara a Presidente del Gobierno.
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