-¿Dónde está el perro? ¿Ya lo has devuelto?
-Mamá se queda conmigo. Han pasado tres años y no lo vendrán a buscar ya.
-Pues no decías que estaba temporalmente. Además, ya tienes una ¿Para qué quieres otro?
-¡Me sorprende oírte decir esto! ¿Me devolverías ahora a mí?
-¡Pues claro que no! Con lo que me ha costado sacarte adelante- y nos echábamos a reír.
Esta conversación, que empezaba a ser idiota, sucedía cada domingo después de comer cuando tenía que irme por la obligación de salir de paseo con ellos. Además, siempre acababa igual.
-Mamá, el perro se llama Morgan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario