martes, 12 de mayo de 2009

Camaleón

Ahora sólo se alimenta de ricachones, la muy víbora. Desde que renovó su vestuario, después de aquellas operaciones que la dejaron tan parecida a Marta Sánchez, no hubo hombre que se le resistiera. Y menos si va maquillada con esos ojos de gata en celo que hipnotizan. Cuando sale de noche se transforma en una salvaje decoradora sin respetar a ninguna amiga, el sexo es para ella como un volcán que derrama su lava a raudales. Pero al amanecer, regresa a casa y se quita cuanto la hace ser deseada; entonces su vida cambia, consciente que ha de volver a la oficina; él es el jefe de los administrativos.

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