viernes, 18 de marzo de 2011

Sídrome de Estocolmo

Totalmente paralizada, amordazada y con los ojos vendados por aquel secuestrador, aquí me ha dejado diciéndome que no intentase escapar ni gritar, que regresaba enseguida. Me rio en pensamientos "¿Qué no me mueva? Es imposible, me tienes atada". No sabría decir el tiempo que ha transcurrido cuando oigo el girar de la llave ni el que tarda en acercarse tan sigilosamente, que el roce de sus labios en mi cuello me hace estremecer y el calor de su cuerpo desnudo al abrazarme dejé escapar un Ohhhhh enmudecido, mientras siento como él y yo nos convertimos en uno, haciéndome totalmente feliz.

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