viernes, 11 de marzo de 2011

Como buenas hermanas

Con este amargor tan extraño por la muerte de mi amiga. Recuerdo como nació nuestra amistad tras aquella patada, compartiendo nuestros secretos de niñas, el rubor de la primera mirada con un chico, el primer beso o las rabietas y grandes injusticias que hacían con nosotras nuestros padres. Fue creciendo conforme lo hacíamos nosotras hasta el punto que llegamos a tener el mismo gusto por los chicos y sin que ella lo supiera, compartíamos a su marido. Sé que en adelante no serán tan emocionantes nuestros encuentros secretos, esto hará que la eche mucho de menos.

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