domingo, 11 de abril de 2010

Un billete fantasma

Seguimos sin hablarnos desde aquel último día cuando estábamos apunto de reencontrarnos de nuevo. Después de haberla llamado en las horas que yo sabía que su teléfono sería atendido, con mi maleta preparada, algo pasó dentro de mi que terminó desordenando mi cama con aquella ropa que con tanta ilusión había sido doblada. La sensación que tuve en ese momento al no contestarme sobre la decisión del billete de tren, fue que ella no me quería. Al día siguiente un mensaje de llanto y pesar me hizo saber que era ella la que sentía que yo no le amaba. (M. Cas)

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