miércoles, 11 de noviembre de 2009

Secretarias para todo

Esta vez no erraré el tiro” oí decir a mi madre por teléfono. Cogió su chaqueta y salió con la única idea de estar presente en la selección de la nueva secretaria de la empresa familiar. Eran más de cinco las que habían pasado en un año; a la última la despidió por usar el mismo tinte que ella. Tras cinco horas que pasé jugando con mi canguro, regresaron juntos mis padres. Mamá sonreía pues había conseguido que fuese un chico el que ocupase el puesto y mi padre, se perdía entre risas en la cocina mientras pagaba a la niñera por los servicios prestados.

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