martes, 3 de noviembre de 2009

Es mi hija

El hombre luce una inquietante sonrisa después de haber recibido los análisis que le confirmaban que aquel preso podría ser donante de médula para su hija. Imaginó aquel día cuando recogió los suyos que le decían que no podría donar porque fue toda su vida estéril Cuando le preguntó a su mujer de quién era, avergonzada respondió que durante quince años lo ocultó con pena para no hacerle daño. Gracias a que hay justicia, el violador estaba dispuesto a devolver la salud a su hija y él comprendió a su mujer sin recelos y perdonó al penado donante. (Manuel Cas)

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