Son las doce horas, un minuto y quince segundos, empezamos la cuenta atrás. Accionamos los reactores y Ascendimoslentamente experimentado como el impulso nos oprimía en el cubil. Mi corazón parecía elde un gorrión asustado, imaginando que me encontraría con la famosa huella. Pero un terremoto nos sacudió, aplazando nuestro juego. Veinticinco años más tarde la naturaleza se reveló contra vida existente a consecuencia del hombre. Jamás imagine que pilotaría la última nave que transportaría a los elegidos. Y cuando caminaba hacia mi destino una sonrisa irónica brotó de mis labios, al veruna cajetilla de cigarrillo tirada, donde leí “el tabaco mata”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario