lunes, 18 de julio de 2011

DE PUNTILLAS

Para que no se enteren de que me he marchado me quitaré los zapatos y andaré de puntillas, pensaba mientras abría la puerta. Cuando el chirriar de las bisagras delató mi ausencia y la voz de mi madre se escuchó nombrándome en voz alta y frenando mi escapada. Oí la reprimenda por los deberes no cumplidos. Asentía con la cabeza por inercia, mientras mi mente viaja al lugar de mi cita aumentando mi inquietud. Ahora soy yo quien le digo a mi hija, cuando oigo el chirriar, que su cita puede esperar como su padre me espero a mí, pero ella me busca las vueltas imitándome.

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