lunes, 18 de julio de 2011

BOHEMIO

Para que no se enteren de que me he marchado no recogí el equipaje. Salí sin rumbo buscando una señal que aliviara mi penuria para regresar y recobrar mis enseres del albergue. Creía que vencería al miedo, sin embargo una semana fuera de casa doblegó mi valentía. Me adentré en el fúnebre parque de las estatuas de los ilustres y el sonido rítmico de las hojas secas al pisarlas me llevó frente a un poeta. Empecé a recitar poemas en voz alta que improvisados me surgían. La gente que pasaba al escucharlos se paraban, depositando una monedas en mi mano. Supe entonces que mi viaje no era huero.

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