sábado, 27 de noviembre de 2010

Dehemencia senil

Esta mañana he vuelto a encontrar la tapa del váter levantada, la luz encendida, olor a loción de afeitar, el cierre de la ducha abierta y la toalla tirada ocultando sus zapatillas; como el hacía habitualmente.
Pero esta vez dejé la cámara de vídeo grabando. Al principio, me causaba escalofriós el ver que cada mañana se repetía aquel caos. Antes de morir mi marido fue muy ordenado hasta que esa enfermedad le afectó, olvidándose de todo. Le reprimía a cada instante hasta que llegué a acostumbrarme.
Pensaba que era su espíritu, hasta que vi en la filmación como yo misma era la que lo hacía y me eché a llorar. (Manuel Cas)

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